Uno de los aspectos más destacados en nuestra experiencia al apreciar una obra de arte ha evolucionado de manera dramática a lo largo del tiempo: la iluminación artificial. ¿Alguna vez te has detenido a pensar en cómo la iluminación afecta nuestra percepción de una pintura o escultura en un museo o galería?
Es común que cuando visitamos una exposición, pasemos por alto la importancia de una buena iluminación. Hoy en día, damos por sentado que podremos admirar con claridad y detalle cualquier obra de arte, independientemente de la hora del día, la época del año o las condiciones climáticas exteriores.
Sin embargo, vale la pena recordar que muchas obras de arte no fueron creadas para ser vistas bajo las últimas tecnologías de iluminación artificial. En su momento, se contemplaban con luz natural indirecta proveniente de ventanas o tragaluces cercanos, con los matices que esta luz adquiría a lo largo del día. Por la noche, se iluminaban con lámparas de aceite o velas, manteniéndolas a una distancia segura para evitar daños.
En la actualidad, disfrutamos del privilegio de poder apreciar el arte con una variedad de sistemas de iluminación diseñados específicamente para resaltar las obras. Con la tecnología LED más avanzada, podemos seleccionar la temperatura de color ideal para cada pieza, ajustando el tono cálido, neutro o frío según el material, color y acabado. Además, podemos eliminar por completo las frecuencias de luz no visibles, que son las más dañinas para la conservación de las obras.
Ya no tenemos que preocuparnos por los riesgos que la luz natural representa para las obras de arte. Podemos eliminar por completo la radiación infrarroja, que produce calor, así como la radiación ultravioleta, que degrada los materiales orgánicos como el papel, las fibras textiles y la fotografía.
Si tienes alguna duda sobre la mejor iluminación para una obra de arte, no dudes en ponerte en contacto con nosotros en SIT. Contamos con los sistemas más avanzados y seguros para satisfacer cualquier necesidad de iluminación y garantizar que cada obra se vea en su máximo esplendor.
