Uno de los mayores traslados de obras de arte realizados en Europa a lo largo del siglo XX fue el transporte de la colección Thyssen-Bornemisza desde Villa Favorita (Lugano, Suiza) hasta el Palacio de Villahermosa (Madrid). En total desfilaron por el viejo continente más de 900 piezas maestras salidas de las manos de Durero, Rafael, Rembrandt, Caravaggio, Manet, Renoir, Cézanne, Van Gogh, Gauguin, Kandinsky, Picasso, Hopper o Rothko… hasta aterrizar en pleno centro de la capital.
Este traslado, meticulosamente programado por la fundación creada ad hoc, fue realizado por el equipo de arte de SIT a lo largo de varios meses de 1992 y se desarrolló bajo las más estrictas medidas de seguridad y conservación preventiva.
Con la instalación definitiva de las obras se puso fin a la intención de Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza y Carmen Thyssen de estabilizar en una sede permanente para la colección que inició su padre, donde el gran público podía gozar de ella. La remodelación del Palacio de Vistahermosa realizada por Rafael Moneo y su colección pronto se convirtieron en la tercer vértice del denominado ‘Triángulo del Arte’ madrileño. Completando con sus obras las ausencias que presentan los repertorios del Museo Nacional del Prado y el Museo Centro de Arte Reina Sofía. Sobre todo en cuanto a arte renacentista italiano, vanguardias francesas, expresionismo alemán y actualidad americana.
En 1993 los cuadros exhibidos fueron adquiridos por el Estado Español por un coste de 350 millones de dólares, de tal manera que hoy pertenecen al Patrimonio Histórico Español de titularidad estatal. En la actualidad la colección forma parte de la propuesta de la declaración del Paseo del Prado y el Buen Retiro como Patrimonio Mundial.
